La región vitivinícola del estado de Querétaro merece toda nuestra atención. Cada vez más bodegas —grandes y pequeñas— esperan a los viajeros curiosos.
La oferta enoturística de Querétaro es tan grande y variada que 11 de los 18 municipios que componen el estado se dedican al cultivo y producción de vinos de altísima calidad. Por eso, abundan las oportunidades para visitar viñedos y bodegas de diferentes dimensiones, de lo artesanal a lo industrial.
Una de las visitas recomendables es a la Finca Sala Vivé by Freixenet, en Ezequiel Montes. Esta vinícola es una de las más grandes de la región y en sus recorridos guiados se conoce el proceso de sus famosas y premiadas etiquetas, entre las que destacan sus vinos espumosos. Una de las actividades más divertidas de la finca —si se viaja con la familia o con amigos— es el Uva bus, un tranvía que lleva a los visitantes a conocer los viñedos mientras se cuenta todo sobre las plantaciones y las uvas que se ahí cultivan. El recorrido continúa a pie por la cava, a 25 metros de profundidad, y en ese ambiente glamuroso se hace una degustación de los vinos de la casa.
El lado artesanal de la producción de vinos, por otro lado, se puede conocer en El Marqués. Este municipio cuenta con una ruta muy interesante de vinícolas pequeñas que con mayor frecuencia atraen a los más exigentes amantes del vino.
En ellas podrás pasar una tarde muy tranquila entre viñedos mientras degustas su producción. El ambiente del vino siempre invita a más, y por ello la Hacienda Atongo y la Puerta del Lobo son las favoritas para que, además de probar diferentes variedades de vino, te hospedes más de una noche en sus impresionantes habitaciones.
Las dos haciendas son edificios históricos, de una belleza natural y arquitectónica arrebatadora, y sabemos por experiencia que querrás quedarte en Querétaro mucho más tiempo del que habías planeado.
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