Platicamos con Carlos Pechieu, Managing Director de Moët Hennessy México, quien nos recordó que, cuando las reglas cambian, México sabe reinventarse.
Por Luz Arredondo
El fin de 2020 está cada vez más cerca, y aunque éste haya sido un año diferente, tenemos muchas razones para celebrar. Ahora que viene la época de fiestas, ¿por qué no reinventarse brindando con una copa de delicioso champagne? Platicamos al respecto con Carlos Pechieu, Managing Director de Moët Hennessy México.
¿Cómo le han hecho para seguir conectando con el consumidor en estos meses?
El canal digital ha cobrado una gran relevancia, no sólo en temas de venta, sino en la conexión con nuestros consumidores, incluyendo la educación. Hemos creado nuevas experiencias por Facebook, las cuales han recibido muy buena aceptación por parte del público. Los consumidores ahora tienen un apetito por conocer mejor a las marcas. Gracias a las plataformas digitales de Bodegas Alianza, hemos tenido una gran oportunidad para acercarnos al consumidor.
¿Cuál es la diferencia más clara entre Moët & Chandon y Dom Pérignon?
Moët & Chandon es el líder de champagne en México y el mundo. Es claro que hay distintos consumidores, así como distintos momentos de consumo para cada etiqueta. Algunos consumidores son leales a una marca en lugar de otra por distintas razones, ya sea tradición familiar o vínculos emocionales. No es lo mismo quien consume champagne para celebrar algún momento que aquel consumidor que ve al champagne como un vino, y por ende busca descubrir una mayor variedad de marcas, calidades y etiquetas.
Aquellos que consumen la bebida por motivos de celebración eligen por afinidad de marca. El consumo de ambas depende del momento, la frecuencia y, claro, su presupuesto. Moët & Chandon continúa sorprendiendo por la continua mejora en los ratings de sus champagnes, pero también en la innovación de nuevas etiquetas, y tiene una gran amplitud de productos para todos los momentos de consumo, sea una celebración, un momento casual entre amigos o para un maridaje gastronómico. Una de las etiquetas más disruptivas es Moët & Chandon Ice Impérial. Por otro lado, Dom Pérignon tiene un portafolio más acotado, pero su riqueza viene desde la añada y la posibilidad de coleccionar y comparar distintos vintages. Cada año es un testimonio único e irrepetible, y Dom Pérignon busca expresar lo mejor de aquellos años de excepción, recordando que Dom Pérignon sólo se produce en los mejores años (o sea, no todos los años).
¿Cómo es el proceso del consumidor para acercarse al champagne?
Cuando se habla de burbujas y champagne en México, se habla de Moët. Más de 75 % de las ventas de champagne en México son de Moët & Chandon (según ISCAM). Hay una gran variedad de etiquetas, y con ellas se crea un vínculo emocional muy variado con el consumidor. Moët puede acompañarte a un bautizo, un cumpleaños, Navidad o pedida de mano. Aunque hay quienes lo disfrutan todos los días, somos conscientes de que generalmente se consume durante momentos especiales.
¿Cuál es el emblema de Dom Pérignon para las celebraciones de fin de año?
Dom Pérignon es la marca más icónica en el mundo del champagne. Tiene tres etiquetas de una gran riqueza vitivinícola: un Blanco, un Rosado y un Plénitude 2. Y con cada añada (o vintage), uno puede catar el impacto del tiempo, así como la evolución del champange, pues no es lo mismo un 2006, 2008 o 2009. Bodegas Alianza sabe trabajar una colección de etiquetas muy variada, y ofrece distintos años de Dom Pérignon Blanco o Rosado. Plénitude 2, o Segunda Plenitud, es para quienes buscan un champagne ya de mucha mayor complejidad y riqueza. Este producto toma más de 14 años en producirse, haciendo su proceso de maduración más lento, creando un champagne con una energía, madurez y frescura atípicas para un champagne de más de 14 años.
En cuestión gastronómica, ¿cuál sería el maridaje ideal para las diferentes etiquetas?
Por definición, el champagne es una bebida que marida muy bien con la cocina mexicana. Puede ser un buen acompañante para un mole, unos tacos o unos chiles. Tiene una gran versatilidad gastronómica que puede encantar al consumidor mexicano. Recomendaríamos un Moët Rosé o Dom Pérignon Rosé como buen acompañante para carnes, mientras que un Moët Brut o Dom Pérignon Blanc marida muy bien con pescado o bacalao, que es muy común en las fiestas de fin de año. Y para aquellos que les gustan los champagnes más dulces, un Moët Nectar va muy bien para el brindis junto a la mesa de postres, lo mismo con chiles en nogada.
En mi caso, yo cierro el año con Moët & Chandon Rosé, y de preferencia en formato Magnum, ¡para que no falte!
¿Pero qué es exactamente el champagne? Lee todo al respecto en este link