¿Cuántas historias caben en un corcho?

Un elemento esencial en la experiencia del vino. Descubre su origen e importancia.

Hay quienes lo dan por sentado, quienes rara vez lo perciben, y quienes los coleccionan como testigos de experiencias e historias. Hablamos del corcho, una pieza clave en una botella de vino.

El corcho acompaña, pero también resguarda al vino, y lo hace de una manera tan natural y responsable con el ambiente, que no queda más que maravillarse por su existencia, origen y funciones. Sin embargo, si no se tienen las precauciones adecuadas, el corcho también puede jugar en nuestra contra. Así, es importante comprender más sobre este material y cómo sacarle mayor provecho al momento de disfrutar de los vinos.

Orígenes del corcho

Producto del procesamiento de la corteza del alcornoque, el corcho es un material que resulta bastante amigable con el ambiente. Su ciclo de producción es de 9 años para cosechar, y simplemente se retira la corteza del árbol, de forma que estos árboles se mantienen vivos y reproduciendo corteza, para crear nuevos corchos. Los principales países donde se desarrolla esta especie de árbol son España, Portugal y Francia.

Las características de este material, producto del procesamiento de corteza de árbol, fueron cruciales para que se eligiera el corcho como uno de los principales tapones en las botellas de vino. ¿La razón? Una mezcla inmejorable de porosidad e impermeabilidad (en términos modernos, sería como los tejidos “dry” que trabajan marcas deportivas).

En términos de composición, el corcho cuenta con una especie de sistema de celdas microscópicas, que en su interior conservan algo de gas, lo que le hace ligero y con propiedades de flotación. Además, estas celdas están tan unidas que permiten que sea impermeable y maleable, de forma que el corcho se puede expandir o comprimir según ciertas condiciones.

Se atribuye a Pierre Perignon el uso de los corchos, pues fue quien descubrió que este material lograba contener exitosamente la champaña sin que el gas de su bebida hiciera botar el tapón.

Beneficios del uso de corchos

La principal ventaja, como bien descubrió Perignon, es que se permite la oxigenación, de forma que beneficia a los vinos de larga crianza. Otro beneficio añadido es la adaptabilidad del corcho, pues puede reaccionar a las condiciones ambientales, favoreciendo los procesos de oxigenación y control de factores de humedad al exterior de la botella. Ayuda también conocer las técnicas apropiadas para conservar botellas de vino, pero el corcho juega un papel importante por sí mismo.

Otro elemento a considerar es la forma del corcho, pues cuenta con unos ‘brotes’ irregulares en su superficie, conocidos como lenticelas; a mayor cantidad de lenticelas, mayor oxígeno pasa a través del corcho, por lo tanto, un vino de alta calidad busca corchos con la menor cantidad posible de lenticelas, mientras que los corchos más irregulares funcionan para vinos de poca guarda.

Por último, hay que recordar que al ser un elemento orgánico, sigue propenso a la formación de hongos, especialmente en condiciones de almacenamiento con exceso de humedad. Es por eso que los tapones sintéticos han comenzado a ganar popularidad, pero no sirven para todo tipo de vinos, por lo que el corcho seguirá entre nosotros por mucho tiempo más.

A fin de cuentas, el corcho es un guardián de historias; aquellas historias de quienes produjeron el vino, y las que nacen una vez que se retira el corcho de la botella. Crea nuevas historias con los mejores vinos de Bodegas Alianza.

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