Para conocer la historia de esta casa pastelera, su oferta, sus productos estrella y un gran maridaje de postre, hablamos con Julián Carballido, director de marketing y diseño de este gran negocio familiar.
COMO PAN CALIENTE
La historia de lo que hoy conocemos como Pastelerías Esperanza es una de mucho trabajo y dedicación. En 1975, Xavier Juamperez Barberena abrió una pequeña panadería en la colonia Escuadrón 201, en Iztapalapa. A sus hornos entraban los clásicos de la panadería tradicional mexicana: bolillos, conchas, panqués y donas que se hacían con mucha técnica y sabor. La frescura, la calidad y, sobre todo, el sabor del pan rápidamente convirtieron a este local en un favorito de muchos vecinos.
El reconfortante olor a pan calientito de este negocio se expandió con la apertura de 13 panaderías en la zona oriente de la ciudad y, por muchos años, Pastelerías Esperanza fue sólo de Iztapalapa. Juamperez, actual director general de la compañía, fue quien decidió llevar el concepto, la tradición y los sabores de su familia no sólo a toda la Ciudad de México, sino también al Estado de México, Morelos, Puebla, Hidalgo, Querétaro, Baja California, Jalisco y Quintana Roo.
Con la expansión geográfica también se amplió la propuesta de pan, además de los clásicos de sus inicios. Hoy se puede encontrar en las sucursales una cuidada selección de bollería europea, como danish, croissants, roles y tartas; panadería italiana, como ciabattas y baguettes de semillas; gelatinas, flanes y, por supuesto, sus riquísimas creaciones pasteleras. Eso sí, todo se prepara de manera artesanal.
¡QUEREMOS PASTEL, PASTEL, PASTEL!
El arte de la pastelería alcanza un nivel extraordinario en las creaciones de Pastelerías Esperanza, los profesionales pasteleros crearon sabores icónicos que representan el espíritu alegre que toda fiesta necesita.
Julián Carballido, director de marketing y diseño de Pastelerías Esperanza, sabe que sus pasteles son exitosos gracias a la creatividad del equipo bizcochero y a las alianzas con marcas de muchísima tradición y calidad. Es el caso de Turin, que ofrece una mezcla envidiable de cacao de diferentes lugares del mundo.
“Muchos de nuestros productos más emblemáticos tienen algo de chocolate Turin: el pastel de conejos, por ejemplo, es uno de los más pedidos”, dice Julián. El pastel de malteada —ya sea de chocolate o de fresa— también es de los favoritos, y tan es así que es uno de los pasteles que se visten con el tema de cada temporada: Día del Amor y la Amistad, Día de Muertos, Navidad y Día de Reyes, por mencionar sólo algunas.
Hace poco más de tres años, Pastelerías Esperanza hizo un crepe cake de cognac para la temporada navideña. Se trata de una preparación francesa elaborada a partir de muchas capas de crepas, crema pastelera fresca, chocolate oscuro y cognac. El éxito fue tan grande que desde entonces está en la carta de pasteles y también es uno de los más vendidos todo el año.
Según la experiencia de Julián, la clave para ser la pastelería favorita de una ciudad gastronómicamente exigente como la Ciudad de México —y mantenerse ahí más de 40 años— es la innovación, es atreverse y encontrar nuevas formas de panadería y pastelería, además de buscar la colaboración con otras marcas. Pastelerías Esperanza también se ha aliado a marcas entrañables como M&M’s, y en cada vínculo procura compartir la misma pasión y el mismo motivo: llevar siempre el mejor producto a tu casa.
UN BUEN SABOR DE BOCA
El toque final de una comida es muy importante, y de él depende que te quedes con una buena impresión de toda la experiencia. Maridar postres siempre representa un reto, pero con los pasteles de Pastelerías Esperanza se disfruta más.
- Para lucirse. En esta temporada en la que celebramos el amor y la amistad, Julián recomienda un esencial de la pastelería: el crepe cake de cognac, que por la untuosidad del chocolate puede acompañarse con un vino espumoso y semiseco, lo que contrarresta la dulzura del pastel y permite que los sabores no compitan entre sí.
- Para compartir. La segunda recomendación es cualquiera de los minipasteles tradicionales de malteada. El de chocolate se disfruta mucho con un carajillo y la porción es ideal para dos personas.
- Para experimentar. El chocolate oscuro, vale la pena recordar, marida perfecto con un buen vino tinto. Es una combinación con la que hay que experimentar hasta dar con la pareja perfecta.