Desde su fundación en 1873 en Ámsterdam, Heineken ha mantenido viva una tradición cervecera que trasciende generaciones. Con más de 150 años de historia, esta lager holandesa se ha convertido en un símbolo global de calidad, gracias a su receta original, que permanece inalterada desde el primer día.
La clave de su sabor único radica en sus ingredientes y procesos. Heineken utiliza malta 100% pura, sin aditivos, lo que le confiere un perfil limpio y refinado. Pero el verdadero secreto está en su levadura tipo A, exclusiva de la marca. Combinada con la fermentación en tanques horizontales, esta levadura otorga a Heineken su sabor distintivo, suave y perfectamente equilibrado.
El proceso de elaboración de Heineken es un alarde de meticulosidad. Cada lote tarda 28 días en completarse, asegurando una fermentación controlada y un sabor constante en cada botella o lata. Esta dedicación al detalle ha permitido que Heineken conserve su esencia a lo largo del tiempo, convirtiéndose en una cerveza reconocida a nivel internacional, con un sabor consistente sin importar las coordenadas geográficas.
