Con platillos contundentes y tradicionales, servidos en un auténtico ambiente cantinero, este restaurante es un refugio para quienes aman el buen comer lejos de las modas pasajeras.
La Ciudad de México vive un complicado momento de gentrificación, por eso, no hay nada como refugiarse en un lugar donde impera el verdadero sabor local. En este panorama, las cantinas son remansos urbanos donde no sólo se come bien y se bebe mejor, también se canta, se juega dominó y se festejan los goles. Junto a ellas caminan los restaurantes familiares que acogen cada domingo a primos, sobrinos y abuelos, pero también a los grupos de amigos y a los parientes que vienen de visita. Estas dos tradiciones se unen en un solo lugar: La Número 1, un restaurante, cantina y bar ubicado en la frontera entre las colonias Roma y Doctores.
Aunque su nombre recuerda al de otros establecimientos legendarios que adoptaron su número de licencia como parte de su identidad, lo que palpita en el de esta cantina y restaurante es el deseo de sus fundadores: convertirse en la mejor del rumbo. A decir de los clientes habituales que cada semana abarrotan las mesas, La Número 1 ocupa el primer lugar en su lista personal de favoritos. Los motivos de esta preferencia son el servicio y el ambiente, pero, por encima de todo, la comida.
DOS RAÍCES EN UNA
El fundador de La Número 1 es José Antonio Alonso Cortés, un hombre de origen gallego que sembró en sus hijos, nacidos en México, el amor por la buena mesa y el orgullo de servir platos fieles a su raíz y cuidadosos en su sazón. Los dos orígenes culinarios están presentes en los sabores de mar y tierra de La Número 1. Por un lado, recetas clásicas españolas como la fabada o el pescado a la vasca; por otro, guisos mexicanos clásicos de cantina como la lengua a la veracruzana, la imperdible torta de milanesa o el chambarete en salsa pasilla, acompañados de tortillas recién hechas ahí mismo.
Los actuales cocineros de La Número 1 son todos mexicanos, quienes aprendieron el toque de la gastronomía española de la mano de varios chefs que han pasado por aquí, como Antonio Elvira, de las Islas Canarias, que a decir de los propietarios iberos tenía muy buena mano para los pescados y dejó como legado un platillo emblemático: el filete Príncipe Alberto.
Si algo garantiza la calidad de la cocina de La Número 1 es el origen del producto. Diariamente, los proveedores Faustino Hernández y Adriana Burela eligen lo más fresco del mercado de La Viga, como robalo, pámpano, huachinango, camarón y, de manera especial, un pulpo de Campeche cuyas bondades son verificadas en persona por el pulpeiro de la casa.
La fama de La Número 1, como toda cantina que se respete, ha traído a estas mesas a artistas, políticos, futbolistas y todo tipo de personalidades que han hecho de este restaurante su casa. Pero también viene mucha gente del norte, de Puebla y de Estados Unidos, porque no sólo buscan la comida, sino que quieren vivir el ambiente cantinero de este lugar que, por encima de todo, es un excelente restaurante.