Por Lorenza Dávila
Si lo que estás buscando es un viaje romántico o una experiencia distinta con el mar, La Paz es el respiro que estás buscando.
Del mar a la boca…
Comer en La Paz es una experiencia culinaria única. La gran diversidad de pescados y ostras en los mares de la región hace que cada platillo sea una explosión de frescura asegurada. Los callos de hacha son, y siempre serán, firma del territorio, y si estás de visita en La Paz, una comida obligatoria.
La recomendación es buscar algún restaurante o marisquería en la ciudad e ir a alguna de las múltiples playas cercanas a disfrutar un gran atardecer con ostras y cerveza fría frente al mar. Clásicos como el Bismark-cito ofrecen langostas de espectáculo, mientras El Toro Güero, una enorme palapa en medio de la ciudad, es la oportunidad perfecta para probar todo lo que el Mar de Cortés tiene para ofrecer, entre mesas de lámina y muy buen ambiente.
Entre mar, ballenas y sal
Cuando se trata de avistamientos marítimos, La Paz es un lugar muy especial. El recorrido que hacen las ballenas grises en busca de aguas más cálidas tiene como parada anual esta bahía. Y no es extraño que, en los meses de enero a marzo, seas testigo del ritual de estos espectaculares animales muy cerca de la costa. Ya sea que quieras un respiro en soledad, o una experiencia en pareja, ser parte de este inolvidable recorrido es una gran manera de empezar el año en contacto con la naturaleza.
Una copa de vino en el malecón
El malecón de La Paz es uno de los íconos de la ciudad. Con sus escasos 2.5 kilómetros de longitud, este corredor es una oda a la gastronomía, al arte y el movimiento. Ya sea que quieras salir a correr con dirección al mar, tomarte una deliciosa copa de vino viendo el atardecer o disfrutar un paseo relajado, es una visita imperdible en esta maravillosa ciudad.