Solo una de cada 10,000 barricas puede convertirse en un Blue Label de Johnnie Walker. Es un delicado y preciso trabajo artesanal que implica varios oficios y decenas de años, y que da como resultado un líquido complejo, robusto, con sus inolvidables notas de humo, frutas y vainilla con un final chocolatoso. Dicho de otra manera: un maestro destilador diseña una bebida para el futuro.
En sintonía con esa idea, Johnnie Walker, a través de su edición Cities of the Future, propuso al artista multimedia Luke Halls el ejercicio de imaginar las ciudades del futuro y plasmarlo en las etiquetas de Blue Label. El resultado: una serie de pequeños metaversos que nos interpelan y despiertan nuestra curiosidad.
Como parte de este ejercicio de imaginación, es inevitable preguntarse si en el futuro (dentro de dos siglos, para ser exactos), el proceso de elaboración del whisky será distinto. En palabras de Gabriel Díaz, Head of Marketing de la marca, el objetivo de su evolución estará enfocado en una tecnología que permita conservar su riqueza y complejidad, pero de una forma sustentable, con huella de carbono cero y sin desperdicio, para tener un menor impacto ecológico. “No se trata de hacer el mejor whisky del mundo, sino de crear el mejor whisky para el mundo”, concluye Díaz.
Más que un whisky, una experiencia
Esta edición de colección, con 3,000 botellas de cada ciudad y con la mejor etiqueta de la marca, es también la llave para entrar a ese universo futurista. Su empaque con tecnología nfc (siglas de near field communication) permite acceder al metaverso a través del lema Keep walking, que nos invita a explorar el futuro: la realidad aumentada, la gravedad cero y, para los consumidores mexicanos, la posibilidad de descubrir cada detalle de su capital futura.
Para su lanzamiento habrá activaciones especiales de las que Bodegas Alianza será parte. Las redes sociales, tanto de la marca como de Bodegas Alianza, serán el vehículo de comunicación para viajar al futuro azul.