En el mundo del jamón ibérico, la marca Cinco Jotas resuena con una distinción única. Fundada en 1879 por Juan Rafael Sánchez Romero, junto a Enrique Carbajal Pérez de León y Manuel Romero Romero, ha sabido mantener su prestigio a lo largo de los años. Esta marca, hoy propiedad de Osborne, es mucho más que un producto gourmet: se trata de una experiencia gastronómica de alta gama, reconocida y valorada en los más prestigiosos restaurantes y por chefs con estrellas Michelin alrededor del mundo.
La clave del éxito de Cinco Jotas radica en su compromiso con la calidad y un proceso de elaboración que ha permanecido fiel a sus orígenes. Este proceso comienza con la crianza de cerdos ibéricos en la dehesa, un espacio natural único donde cada animal dispone de al menos dos hectáreas para alimentarse de bellotas.
Este ambiente, combinado con el clima equilibrado de Jabugo, Huelva, proporciona las condiciones ideales para la crianza y la curación de cada jamón. El distintivo sabor de los jamones Cinco Jotas surge de esta meticulosa atención al detalle en cada etapa de su producción. La alimentación a base de bellotas, el amplio espacio y la genética pura de los cerdos ibéricos contribuyen a la creación de un producto excepcional. Sin embargo, es en las bodegas centenarias de Jabugo donde la magia realmente ocurre. Estas han acumulado la humedad necesaria durante más de un siglo, creando un microclima único que imparte a cada jamón un sabor inigualable.
Cada pieza de jamón es irrepetible y su tiempo de curación varía. Los maestros bodegueros, armados con su intuición y la tradicional “cala”, determinan cuándo cada jamón ha alcanzado el perfecto equilibrio de sal y humedad. Este proceso puede llevar entre 24 y 48 meses o más, pero la espera vale la pena: el resultado es un jamón de sabor y textura incomparables.