Coctelería y styling Gisela García Bernardino
Fotografías Adrián Duchateau
Asistente de foto María Ramos
Arte Paola Torres
A diferencia de licores regidos por estrictas reglas, la ginebra goza de una enorme libertad en su producción. Lo único realmente importante es que el ingrediente principal sean las distintivas bayas de enebro (también conocido, no es casualidad, como jinebro). Fuera de eso, la ginebra es un lienzo en blanco: se puede infusionar con tantos botánicos como quepan en la imaginación de un destilador creativo, y por eso no es raro que su descripción incluya no sólo la lista de hierbas, flores y semillas, sino también sus remotos lugares de procedencia.
Beefeater es una destilería con más de 200 años de historia y ha ganado fama —e innumerables premios— por su producción de ginebras auténticas y francas, al estilo londinense, con un pronunciado sabor a enebro, cítricos y una gama de botánicos que van del regaliz a la almendra. Con este expertise, Beefeater da un giro a los clásicos y presenta versiones audaces —y muy ricas—, como el Beefeater Blackberry, tan floral y sorprendente que no pudimos resistirnos a hacer un par de cocteles.
No es medicina, pero seguro hace bien
El primer uso que la humanidad trató de darles tanto las bayas de enebro como al árbol de la quina fue medicinal. Quién hubiera imaginado que —en un intento por preservar la salud y ahuyentar la malaria— ambos remedios se unirían y darían origen al gin tonic, uno de los tragos más populares hasta hoy. Aunque la historia más antigua del licor nos lleva hasta el medioevo neerlandés y luego recorre todo el mundo a bordo de los barcos del Imperio británico, lo cierto es que la ginebra es de todo el mundo. ¿Ginebra mexicana? La hay y muy buena (para comprobarlo haz clic aquí).