Las colinas de la localidad italiana de Valdobbiadene, con sus variadas formas que en algunos lugares descienden suavemente hacia el valle y en otros caen de forma más abrupta, dibujan un paisaje de inigualable belleza. Además de su belleza topográfica, el clima de la región juega un papel crucial en la viticultura. Protegidos por los Alpes en el norte y acariciados por los vientos cálidos del mar Adriático en el este, los viñedos se benefician de la moderación de las altas temperaturas del verano. Las lluvias, a su vez, aseguran el adecuado crecimiento de los viñedos. Es a finales del verano cuando la región experimenta notables variaciones de temperatura entre el día y la noche, lo que favorece el desarrollo de las sustancias aromáticas en las uvas durante su maduración.
En este contexto geográfico y climático, en 1887, el amor y la pasión por la tierra llevó al maestro enólogo Francesco Mionetto a establecer su bodega. Durante más de cien años, Mionetto ha consolidado su presencia, convirtiéndose en un emblema de la región y de la producción de Prosecco a nivel internacional como parte del grupo Henkell Freixenet. Esta bodega, con una herencia familiar profundamente arraigada, es el reflejo de una pasión inquebrantable, una tradición perpetuada y una incansable búsqueda de excelencia. Estos valores han sido la esencia detrás de su inconfundible estilo.
Nada dice Italia tan claramente como una copa chispeante de Prosecco. Y desde hace algún tiempo, es un imprescindible en las celebraciones familiares. Estamos seguros de que Mionetto te hará quedar como el mejor anfitrión.
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