La Hacienda de los cuatro siglos

¿Cuántos restaurantes pueden presumir de tener la confianza de tantas generaciones como la Hacienda de los Morales?

Algunos restaurantes se precian de una tradición de 10, 30 o hasta 50 años. La Hacienda de los Morales puede presumir siglos de hospitalidad. Si hablamos de emblemas de la gastronomía mexicana, es imprescindible mencionar este restaurante que ha dejado una huella imborrable en el paladar nacional. Sus raíces se remontan al siglo XVI, cuando se sembraron las primeras moreras en estas tierras para la cría del gusano de seda, dando origen al nombre “Los Morales”, que ha perdurado durante los más de cuatro siglos que este sitio ha atestiguado momentos trascendentales que han marcado la vida social mexicana.

La historia de la Hacienda de los Morales está entrelazada con figuras destacadas, como Hernán Cortés, quien estableció una estructura de gobierno tras el sitio de México-Tenochtitlán, distinguiendo a miembros de la nueva aristocracia. Cortés concedió la encomienda de Tacuba, donde se fundaría la Hacienda de los Morales, a la joven primogénita de Moctezuma, Ichcaxóchitl Tecuichpo, llamada Isabel Moctezuma y conocida como “la última princesa mexica”. Isabel había contraído matrimonio con el español Alonso de Grado, que ostentaba el cargo de visitador de los indios. Este evento marcó la historia de la Hacienda de los Morales en los primeros años de la colonización española en México.

En 1647, se inició la construcción de una finca que sus dueños llamarían San Juan de Dios de los Morales. El casco de la hacienda ha sido restaurado en diversas ocasiones, sin alterar su estructura original. Durante tres siglos, la Hacienda de los Morales sirvió como residencia particular para diversas familias prominentes de México hasta bien entrado el siglo XX. Durante dicho periodo, fue escenario de importantes acontecimientos, como las discusiones entre Agustín de Iturbide y Juan O’Donojú sobre la retirada de las fuerzas españolas en 1821, así como la hospitalidad ofrecida al general Juan Álvarez durante la resistencia a la invasión norteamericana en 1847.

El prestigio de la Hacienda de los Morales aumentó considerablemente a finales del siglo XIX, cuando el arquitecto Boland construyó en 1871, por orden de Maximiliano, una calzada diagonal que iba del Castillo de Chapultepec al Palacio Nacional. El nombre original de esa calzada fue Paseo del Emperador, que actualmente conocemos como Paseo de la Reforma.

En este recinto, pintores de la talla de José María Velasco, Germán Gedovius, Daniel Thomas Egerton y Conrad W. Chapman plasmaron en sus obras el paisaje que se observaba desde la hacienda, capturando así la esencia de un México en constante transformación.

La arquitectura y la decoración de la Hacienda de los Morales reflejan su rica historia colonial. El comedor principal, con capacidad para hasta 260 comensales, es el corazón del restaurante. A lo largo de los años, sus dueños han ampliado y mejorado las instalaciones, como la construcción de salones privados adicionales y la creación del kiosco, que añaden encanto y comodidad al lugar. Hoy, la hacienda cuenta con 14 salones, áreas verdes y un maravilloso jardín.

La Hacienda de los cuatro siglos

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