Última Reserva está hecho con la última plantación y cosecha de agave que don Julio cuidó en los campos, destiló y conservó en barricas, y representa su devoción por la tierra, por el proceso de producción de tequila y por su gente.
Don Julio González representa el espíritu de los Altos de Jalisco. Nacido en Ocotlán en 1925, destiló su primer tequila en Atotonilco siendo muy joven. Quienes lo conocieron, hablan de él como un hombre tenaz, generoso y comprometido con lo que hacía. Su devoción por la tierra, por sus agaves, por el proceso de su tequila que día a día perfeccionó, su espíritu innovador y su compromiso y amor por su tierra y por su gente, hicieron que se ganara el título de “don” a una edad muy temprana. Durante tres décadas trabajó para transformar la percepción que el mundo tenía del tequila, hasta que en 1987 bautizó con su nombre a un tequila que cambiaría para siempre la industria, Don Julio, convirtiendo a este destilado en sinónimo de calidad y devoción por la tierra.
La creación de Última Reserva honra el legado de don Julio González y obedece a una tradición en la historia de la marca: conmemorar fechas especiales con tequilas únicos, pensados para cada ocasión. Don Julio Reposado nació en 1987 para celebrar 45 años de la trayectoria de don Julio como empresario del tequila. Así también nacieron Don Julio Añejo en 1992 (para celebrar los 50 años) y Don Julio 1942 en 2002 (para conmemorar los 60 años de don Julio en la industria). Una década después, Don Julio 70, el primer tequila añejo cristalino, rompió con lo establecido y renovó la categoría con una nueva forma de beber tequila.
Historia de pasión
En 2006, don Julio González entró a sus campos en Atotonilco para sembrar agave por última vez. Después de seleccionar los agaves madre, los plantó dejando suficiente espacio para que cada planta en la melga (línea de siembra) pudiera expresar su máximo potencial. “Cuando tienes pasión, tienes todo”, decía. Y esa misma pasión lo llevó a elegir, seis años después, poco tiempo antes de su muerte, los agaves de la última destilación de su vida.
Esta cosecha especial pasó por un proceso de cocción en los hornos de mampostería de la destilería La Primavera, que don Julio había fundado en 1947. Luego, utilizando una levadura perfeccionada por él, fermentó el jugo del agave cocido y lo destiló en sus alambiques con interiores de cobre para asegurar el perfil frutal y cítrico, característico de sus tequilas.
La historia del último tequila que cuidó don Julio quedó en pausa hasta 2016. Ese año, se tomó un blending inicial de Don Julio Añejo de 33 meses y se mezcló con aquel tequila extra añejo proveniente de la última cosecha de don Julio. El resultado pasó a una barrica donde previamente se añejó bourbon; permaneció ahí por un periodo de entre tres y cinco meses y terminó su proceso de maduración en barricas de vino de Madeira, cuyas cualidades permitieron destacar las notas que distinguen a esta edición: mango, plátano y pasas armonizan, de manera muy sutil y elegante, con notas dulces de vainilla, caramelo, mieles, nuez, almendra, chocolate y un toque ligeramente ahumado. El trabajo de un experimentado equipo de destiladores y especialistas en el arte de mezclar, liderado por el maestro destilador y el gerente de desarrollo de líquido, dio lugar a un tequila extraordinario, muy suave, cremoso y ligeramente cálido. Y lo llamaron Última Reserva.
Siguiendo la tradición de celebrar fechas importantes, Última Reserva conmemora 80 años de historia y honra al fundador de la marca, a la vez que nos acompaña a nuestras propias celebraciones de vida.